26 nov 2022

Sábado apático.

 Este es quizá el día más apático que he tenido en toda mi vida. Es sábado, recuerdo que solían ser días mágicos, esperados con ansias desde el fondo de mi agobiado corazón. Ahora la monotonía es tan grande que apenas si estoy segura de estar viva, solo existo porque no se me ha ocurrido adelantar un poco el pulgar mientras conectaba el enchufe de la laptop.

Es peculiar sentir así, más bien, no sentir en absoluto. Toda mi forma de expresión estaba basada en la escritura y viceversa, cada que escribía dejaba el corazón en aquello que estaba escrito y ahora cada que reviso antiguos escritos solo siento que leo a alguien con un increíble talento que no soy yo. Soy un estafermo clavado al suelo de un gran sembrío seco esperando ser arrancado por algún misericordioso huracán. No puedo empatizar con nadie, no tengo frío o calor, al escuchar música no percibo ningún cambio en mi ritmo cardíaco, no canto porque ninguna melodía parece ser acorde a esto. No es doloroso pero es absurdamente insoportable, desearía poder irme.

Estoy en una calle vacía mirando la pista frente a mí, el sol está cayendo y corre mucho viento, pero no lo siento tocar mi piel. Los carros pasan como las horas. Quiero cruzar.

¿Quiero cruzar?

3 oct 2022

Micro confesión de complicidad pasada.

 Confieso que eras mi lugar seguro. 

A veces, cuando estoy sola, imagino que te hablo. Seguro en otra dimensión una versión tuya aún me está escuchando.

9 ago 2022

Micro-confesión suicida.

 Lo peor de pensar en matarme es preocuparme por el gasto del ataúd, el nicho, la lápida. Ni siquiera puedo pensar que al morirme dejaré a todos en paz. No quiero ocasionar más problemas.

Encontraré la forma en que no sea necesario que me entierren o incineren, así quizá pueda irme sin preocuparme por eso. Me molesta no poder planear mi muerte de manera tranquila, no tengo nada más que hacer aquí pero tampoco puedo retirarme. Hasta morirse cuesta.

Inmersión

 Pareció que muchas cosas en mí no cambiaron, pero la verdad es que me sumergí tanto en mí misma que empecé a brillar para luego sumergirme nuevamente y extinguirme, las pequeñas acciones de otros ejercen la fuerza de un ciclón sobre nosotros y nos arrastran lejos de lo que fuimos alguna vez, es inevitable, todo cae a modo de dominó. No sé exactamente dónde estoy, absolutamente todo es agua, estoy flotando a la deriva, no hay sol, hace frío pero no suficiente como para tiritar. Me encuentro  dentro de una capsula tan grande que podría llenar dos galaxias apunto de colisionar, ¿hay paz?, no hay amor, no hay alegría, tampoco tristeza o desesperanza; hay un vacío inmenso y el cielo no existe, solo una inmensa bóveda color azul marino, no brillan las estrellas porque reventaron como burbujas, las vi explotar mientras estaba debajo del agua. No hay emoción alguna, estoy suspendida dentro de un inmenso mar pero no tengo miedo porque solo estoy yo, nadie puede sacarme de aquí, porque cree esta cápsula a base de lágrimas secas que se solidificaron hasta hacerse invisibles, nadie puede verla; pasan al lado de ella sin siquiera percatarse; estoy esperando a que el aire se acabe, no deseo salir de aquí, no deseo que estalle antes de haberme ahogado; no sé si es resignación o simplemente el agua disolvió todos los sentimientos que en algún momento tuve, no sé si son ganas de morir o es que nunca había tenido tanta tranquilidad en mi vida, solo deseo seguir sumergida, salir a la superficie a observar el vacío azul sobre mí, existir por inercia, flotar a la deriva, no hay nada más por hacer en este inmenso espacio. No quiero vivir pero tampoco soy capaz de morir, es una ironía cíclica reproduciéndose en mi cabeza. En este lugar no existen los sueños, la esperanza es una leyenda, un rumor lejano; pero quiero quedarme aquí, nunca me había sentido más a salvo. Solo esperaré a que se acabe el aire que aspiré con fuerza antes de hundirme, tendré menos energía para seguir saliendo a dar bocanadas; cuando todo sea dióxido de carbono podré ver todo apagarse ante de mis ojos. No soportaría volver al mundo exterior, no lo han notado y no echarán de menos mi presencia cuando me haya ido, ellos estarán bien, esta vez no tengo ninguna duda y me da una sensación peculiar de calma aletargada. No sé si estoy soñando o desfalleciendo pero no hay vuelta atrás, este lugar atemporal me llevará a descansar para siempre.

27 jul 2022

Rey enojado.

Cuando te enojabas algo brillaba diferente en tu mirada. Suspirabas molesto, rezongabas, cortabas las palabras con cuchillas invisibles, tus cejas formaban juntas un ángulo peculiar, enmarcaban un cuadro hermoso difícil de apreciar; a veces tu voz retumbaba dentro de mi pecho, yo me asfixiaba y siempre dije que odiaba cuando te enojabas, que me daba tristeza y era cierto. Pero incluso enojado siempre supe que me amabas, estando enojado te amaba, amaba los surcos que se formaban en tu frente, tu forma áspera de contestar, los ecos que escapaban al final de cada palabra, amé las veces en las que disparaste sabiendo que podías darme directamente en el pecho porque estaba consciente de que no era algo que hubieras planeado previamente. Cuando te enojabas parecías ser alguien salido de la realeza de algún lugar, trayendo en manos una mortal arma. Pero no había nada de veneno en la daga, solo filo y astillas en la empuñadura. Tu ira me convertía en un castillo de cristal, habitado por mil reflejos tuyos, proyectando miles de culpas, en todas las direcciones. Nunca supiste ni sabrás cuántas veces me quebré e inundé, no por pensar en tu enojo sino en tu huida. No te culpo por irte, esta playa está siempre en alerta roja a pesar de tener una vista hermosa. Si tuviera que coronarte te nombraría rey del enojo y el mal humor, el primero en la línea por quien caería de rodillas; el rey de las malas mañanas, del pesimismo y definitivamente de mi corazón. Amé cada enojo, a pesar de las lágrimas porque al final venía el abrazo que devolvía todo a la calma. Nunca te dije, pero también te amaba enojado y hoy jugando un poco con mis emociones tropecé con esta revelación tardía. Odié tu enojo durante el final de estos tiempos que antes fueron mágicos, me fui porque la carga era grande y me estaba sofocando, sin duda alguna extrañé tu enojo al no tenerte cerca, a veces aún lo extraño. Quizá porque más que verte perfecto, adoraba con toda el alma tu lado más humano.


7 jun 2022

Carta a un espíritu de agua.

Escribo esto en un momento de lucidez, estuve recordando la primera vez que terminamos y solo duró un día, fue un alivio verte regresar; saber que seguiríamos poniendo un ladrillo cada uno, que seguiría escuchando tu risa, oyendo tus bromas e historias, sintiendo tus brazos y tus labios, siendo parte de tus sueños y tu andar a diario. Recuerdo escuchar la canción de Harry Styles en diciembre "sign of the time", el fragmento en el que decía "we never learn we been here before" me destruía durante las noches de mediados de diciembre y todo enero. Me culpaba una y otra vez por todo y no dormía hasta las 4 am en ocasiones, aterrada del final que ya habíamos tenido una vez, porque no quería perder nuestras conversaciones, nuestras fotos, nuestros planes, nuestra conexión tan especial. Me preocupaba perderte, me la pasaba pensando durante esas noches en qué podía hacer para que no te fueras o me imaginaba escenarios en los que me ponía mal porque te ibas; no me asustaba perderte porque fueras vital como el aire sino porque amaba la manera en que podía expresar mi amor hacía ti, me asustaba perder a quien solía ser yo contigo, porque amaba demasiado a esa versión ahora inexistente; me asustaba tanto que un día te fueras, que en lugar de mirar hacía adentro me la pasé mirando hacía afuera para ver cómo podría sostener tu mano incluso si te alejabas un poco, aún si eso implicaba hacer un mal movimiento y herirme. Me sentí muy avergonzada, culpable y triste cuando me dijiste "esto realmente te aterra" luego de que te comenté cómo me sentía, quizá porque percibí un tono negativo en el modo en que lo habías dicho, con una chispa de indignación, como si fuera algo terrible y seguro lo era, sin ser explicado de una mejor manera y visto sin nada de empatía, lo fue. Yo era un monstruo con ventosas, adherida a ti, impidiéndote avanzar tranquilo por tu camino. Así que odiaba a ese miedo por existir y al mismo tiempo sentía impotencia por no saber cómo erradicarlo. Ahora lo entiendo mejor.
Quería creer en el amor verdadero y en los parasiempre porque quería convencerte de que éramos eso, porque sentía que todos se iban y alguien debía estar cuando todo se cayera, esa persona debías ser tú - o eso pensaba, porque no había querido escoger a nadie más, porque debíamos estar "destinados" o algo - quería creer en el amor eterno y quería convencerte de ello, porque no quería tener que soportar el dolor de dejarte ir, ya que me gustaba demasiado cómo eras y pensé que podría tranquilamente convivir con eso hasta mi último día. Incluso si alguna actitud tuya me hería. Pero finalmente te fuiste... Y dolió mucho.
A tu ausencia muchas perspectivas cambiaron.
Siempre tuviste la razón, el amor se construye, de eso ahora no tengo dudas, no existen los amores verdaderos o eternos, no existe el amor ideal, no existe la persona correcta, nadie es hogar de nadie y esta vez no lo digo por tener un corazón roto, ahora sé que de veras es así y lo sé precisamente porque te fuiste, porque habías comenzado a irte desde antes, estabas construyendo de una manera distinta a la mía, estabas construyendo a tu ritmo y yo no lo pude comprender y estuve tratando de hacerlo con mis pobres e inútiles herramientas, estuve intentando seguirte el paso, mirando hacía afuera y preguntando una y otra vez si podíamos hablar para que la estructura no se derrumbara, tirando tu mano hasta que ambos nos lastimamos, yo porque esperaba que te comunicaras de una manera asertiva y empática y tú porque no deseabas comunicarte en ese momento, debí comprender eso y retirarme antes, ya que eso realmente me dañaba, sino el silencio, las ansias, la incertidumbre. Tus límites anulaban los míos y viceversa. Por mi bien debí retirarme pero no lo hice, estaba aferrada. Eso no es culpa tuya ni mía. Empezamos a construir un castillo sin una buena base, sin poner los límites sobre la mesa, cerrándonos a emociones, las buenas relaciones requieren conversaciones incómodas y esas conversaciones a veces son diarias, eso es parte de conocerse, después de dos relaciones fallidas sospecho que eso empieza a surgir cerca de los dos años de relación, pero la comunicación debería estar presente siempre. He comprendido a la mala que el amor es una elección y nosotros desde el inicio no estábamos disponibles emocionalmente para poder construir algo de manera sana; yo me la pasaba mirando hacía afuera y preocupada de que algo de lo que dijera pudiera herirte, incomodarte o alejarte y en ese esfuerzo constante, me perdí a mí misma, dejé a analizar qué quería yo, qué me hacía feliz a mí. Te había escogido a ti sin importar lo que eso implicara, hace unas semanas atrás te hubiera dicho que de ser posible volvería a escogerte una y otra vez; pero no tiene sentido escoger a alguien que no me escoge. El punto de estar en una relación es escogerse a uno mismo y escoger a la persona con la que decides estar. Y en ese momento ambos decidimos por la misma persona... tú. No hay nada que perdonar, la disculpa es para mí misma.
Ahora ya sé un poco mejor lo que quiero, conozco un par de límites nuevos, ya no odio a mis propias emociones y he comprendido que amar conlleva una gran responsabilidad, es una decisión importante para la persona que la toma, ya que debe conocer cómo hacer equilibrio entre amarse y amar a alguien más. En el fondo de mí quizá lo sabía o estaba apunto de descubrirlo cuando te conocí, pero me deslumbró tu mirada y el eco de tu risa que a veces aún suena en mi cabeza pero duele cada día un poco menos.
Ya no tengo que saltar murallas para llegar al corazón de nadie y eso me trae paz... No hay granadas cayendo, no se defiende la ofensiva. Ninguna vez tuve la intención de reclamar algo o atacar, pero cuando me di cuenta de que estaba hablando contra muros enormes me desesperé por romperlos y exploté con toda la pólvora que traía encima. Los celos no se me dan bien, pero ahora ya no los veo como enemigos, son una emoción más para desglosar, analizar y trabajar, transitan a través de mí para enseñarme algo; ahora sé que para ti son algo intolerable que se debe evitar a toda costa. Pero todo esto no lo sabía antes, así que solo traté en vano que mis emociones y miedos "desaparecieran" para que todo pudiera seguir su rumbo, sin darme cuenta de que solo era cuestión de tiempo para que el volcán de emociones guardadas hiciera erupción. Este es un extraño caso sobre "matar al enfermo por miedo a que se nos muera".  No fue mi intención en lo absoluto, hice lo que podía con lo que tenía a la mano, lo intenté bastante pero reconstruir los muros caídos era trabajo de dos.
No sé qué será de ti ahora y a veces me veo tentada a averiguar, sin embargo, no lo he hecho por salud mental y para conservar mi estabilidad - Y quizá también por orgullo, me quedó bastante claro que no me querías cerca - Quiero pensar que tienes paz y estás creciendo; no sé si me culpes, si te vaya bien o mal, pero espero que donde sea que hayas ido a dar luego del derrumbe, sea un lugar lleno de luz y  tengas días de paz.
Yo regreso de vez en cuando a mirar los escombros y llorar, me siento en una banca a esperarte, o solía hacerlo, hoy pasé de largo, vi los escombros, sentí dolor y te extrañé pero decidí ya no esperar más.

She's still waiting

Todos los días a la misma hora, espera tu mensaje
Al despertarse, al dormir, en las tardes
Revisa varias veces antes de ir a acostarse
Mira a ambos lados de la acera y a la otra por si te encuentra
Te busca en los buses, en las esquinas,
en cada paradero donde alguna vez la esperaste
Ansia mirar tus ojos nuevamente y conversar contigo, disculparse
Todos los días a la misma hora, se sienta en esa banca
En un parque de Miraflores, a esperarte
Te confunde con desconocidos y se espanta
Te busca en sus caras, en sus risas, en algún escaparate
La he visto llorar al desilusionarse y me ha dado pena
Corrí a auxiliarla pero se ha negado rotundamente a resignarse
Después de tanto tiempo, uno pensaría que se ha levantado
Pero pese a todo aguarda paciente en la misma banca
Así salga el sol o llueva
Aunque no lo creas
Ella aún espera.

-Gato insomne.

25 may 2022

Espacio Vacío.

Hay un espacio vacío en mi cuarto que suele ser llenado con palabras al aire, por un imaginario agujero al universo, ¿podré  saltarlo?
No quiero irme lejos, quiero quedarme cerca del mar, de la playa, de mi ilusoria libertad... al menos puedo caminar sola a pesar del miedo a ser asaltada, ¿verdad?
Me duermo llorando cada que gritas o alzas la voz, cada que oscilo o me siento sola, así que traigo al mar encima en las noches y me voy sofocando en cada palabra que dije y dijiste, incluso en las que quiero decir pero me guardo porque no vale la pena intentarlo, ya que no serán escuchadas y no puedo desperdiciar saliva, la necesito para llorar.  No quisiera quedarme atrapada para siempre con ese ser controlador que siempre quiere marcar la hora para todo, un minuto más y explota... tic tac, tic tac. Si no dices o actúas como quiere, te humillla, zapatea, te lanza navajas con la mirada o la lengua. Vivo cortada. Ella es sorda y yo estoy sola. En el fondo del océano dentro de un departamento. Donde merezco. A veces pienso que destruyo todo lo que toco, pero lo que toco también me destruye después de haber sido destruido. Tenía un cuadro muy bonito en la pared, pero el vapor de las lágrimas lo ha ido deshaciendo, ¿ves?, lo arruiné aún sin quererlo y el verlo deshecho me ha hecho añicos el corazón, lo amaba. Lo merezco, es cierto.
A veces quisiera destruirme a mí también y ser polvo, el polvo no llora, no piensa, no siente que está solo en la galaxia, no recuerda. Todo al rededor son ruinas y no creo resistir un derrumbe más, así que susurra si entras, no cierres con fuerza la puerta, no deseo morir aplastada.
Recuerdo a carne viva los estruendos de un fantasma que habitaba mi espacio... con todas las culpas, recibió las heridas, pero también fue culpada por las balas. Arrastraba sus cadenas repitiendo como credo su epitafio "Estúpida, ¿cómo no te diste cuenta?", "claramente eso pasó porque estás ciega", "qué tonta eres, quién no vería venir algo así", supongo que caminaba a tientas.
¿De qué hablaba?, ah, sí... hay un agujero a un universo imaginario en mi cuarto, ¿podré saltarlo?

1 enero 2022

Silueta


Entonces te miro entretejido en las sombras de las cortinas, no estás
La melodía sigue sonando en silencio
Me pregunto cuándo todo este dolor podrá convertirse en arte.

18 - 05 - 2019