27 jun 2017

0



Yo no escribo, es decir, no escribo nada bueno; solo pongo en la pantalla (o el papel) cosas que en persona sonarían muy cursis, absurdas.
Yo no canto, al menos no del modo correcto, solo emito sonidos desentonados que escarapelan la piel a las personas, por incómodos, por extraños... yo no actúo, porque no puedo pisar un escenario sin sufrir un vahído.
Yo no soy artista, a pesar de amar el arte.
Porque un artista no es solo artista por el sentimiento, por la murria, la euforia y el brillo que su supuesto don divino le otorga; un artista es lo que es por sus vastos conocimientos y técnicas... Tener el llamado genio artístico es ya otro tema.
En todo caso ni soy el primero ni poseo del segundo más que tres granos de arena.
Lo que sí tengo todo el tiempo... son kilos y kilos de sentimientos.


18 jun 2017

¿Recuerdas?

Resultado de imagen para jirón de la unión noche(algo personal)

"Pienso en otoños que ya fueron,

pienso en inviernos que volvieron, sin ti no es igual. Busqué en tus ojos mi destierro, sigo tus pasos voy a tientas, di a dónde vas. Y quise llorar
por ti y por mí, un día más..."



Detesto los flashbacks, sobre todo los que he tenido esta última semana; desearía no haber vuelto sobre mis pasos, es trágico y bueno no haberte visto otra vez, quién sabe en qué estado quedaría; no sé de qué modo podría reaccionar. A estas horas, el sol entra directamente por la ventana de la sala, por alguna razón me recordó a ti (y escribo como si te hablara porque no encuentro otro modo de hacerlo), me parece que estás sentado en alguna silla, preguntándome si estoy lista para los retos que devienen; que te ríes sin ganas de alguna de mis estupideces.

Me dijiste en alguna ocasión que era yo muy bonita, me molestó mucho, comentabas algo de mi sonrisa que me agradaba y me hacía sonreír; me recuerdo llorando, tirada sobre mi cama, por algún amor que se había ido de improviso, te preocupaste... Lo irónico es que me puse peor cuando te fuiste y no había nadie similar a ti tomando mi mano. Condenada hora en la que se me ocurrió creer ingenuamente que te quedarías para siempre. ¿Recuerdas que prometiste que serías tú quien sacaría la basura si nos mudábamos a vivir juntos cuando me quedara soltera a los treinta años para evitar que me suicidara? (descuida, ya no quiero morirme, aun así no sea ahora un asunto de tu incumbencia). Recuerdo que nos quedábamos hasta tarde conversando, inclusive en las ocasiones que viniste a mi casa. No esperaba menos de una persona tan entretenida (de mi mejor amigo, para ese entonces), me explicabas diferentes fenómenos y me resultaba aún más interesante oírte hablar. Cuando me di cuenta de lo que sentía, fue extraordinario y triste, lloré por anticipado. Quería volver a verte, oler tu perfume, reírme de tus gestos; no podía evitar bajar la mirada cuando te dabas cuenta de que había estado observándote, sentía que algo en el rostro me explotaría de la vergüenza. No sé si estimé más tu amistad o el tiempo en que me enamoré de ti, quizá ambos sucesos se dieron en paralelo.Te guardé una especie de devoción terrorífica y hasta ahora me asusta encontrarte ¿Recuerdas por quién sentía un miedo similar o quizá peor?, se trataba de algo muy distinto, ahora estoy segura; en muchas ocasiones dije cosas muy estúpidas, movida por mis emociones. Lo único cierto, en resumen, era que te echaba de menos. Aquella vez que caminamos por el Centro de Lima, tomados por el brazo, te dije que era uno de mis lugares favoritos, ¿recuerdas la canción que sonó cuando caminábamos por el Jirón de la Unión?, te dije que me gustaban los museos y sentir frío, viste que realmente estaba sintiendo frío y me ofreciste una casaca extra que llevabas en la mochila. No recuerdo por qué me negué a aceptarla, quizá porque hubiera escogido quedarme con ella hasta la próxima ocasión en que nos viéramos.
¿Recuerdas que te dije que nunca te olvidaría?, lloré muchos meses después de eso, hasta cierto punto lo he cumplido. Pero he seguido con mi vida. ¿Recuerdas que me pediste que te prometiera que no atentaría contra mi vida?
Recuerdo que hicimos varias promesas que luego dejaste ver que quebraríamos y tiraríamos al tacho absolutamente, sin embargo sigo viva y hay alguien más a mi lado, y tú, que prometiste estar a mi lado hasta que yo te echara, ya no estás. También tienes a alguien, aún antes de que yo lo supiera.

Dejando de lado lo que hiciste y me lastimó, dejando de lado lo que pude haber dicho o hecho y te hirió. He extrañado, muy en contra de mi voluntad, el tiempo en que las cosas iban bien entre ambos.

¿Recuerdas que te dije que esperaba que siempre fuera así?... No mentía.

Hice intento tras intento por que las cosas funcionaran como antes, pero todo se perdió... Y yo supongo que es parte del curso de las cosas, de tu vida, de la mía. Quizá nunca más vuelva a confiarle mi vida así a alguien (así que, gracias, creo que me hiciste un favor).

Se me ha dado por recordar a pesar de que soy consciente, totalmente, de que no leerás esto y creo que es lo mejor. El camino que he seguido sin ti, es distinto a como lo imaginaba; ni bueno ni malo, bonito o feo; solo sin ti, sin una parte que le había dibujado antes de que te fueras. Lloré desesperadamente alguna vez, mucho después de que te habías ido, me habían arrancado un pedazo de la vida que aún me faltaba por vivir y recién dejaba salir todo el dolor; me juré, para resistir, que volvería a estar cerca a ti algún día; proseguí así un buen tiempo. Esos días se ven lejanos cuando los observo a partir de un día común y corriente ahora. Sin embargo hoy los he visto y me han escarapelado la piel, por lo próximos que se veían. ¿Recuerdas cómo nos conocimos?, no tuvo nada de especial, aparentemente; pero muchas cosas cambiaron desde entonces. Hablábamos bien, de pronto huiste, no entendía por qué... sigo sin comprenderlo del todo. Me extraño a mí misma contigo cerca, extraño cómo era yo en aquellos momentos.

No pretendo lanzarme a tus brazos o incriminarte algo, solo se me dio por recordar, por sonreír y odiar, por tener unas levemente inmensas ganas de llorar. No sé por qué. No espero nada de tu parte. No existe nada que pueda hacerte volver (o a mí)... Construimos un pequeño mundo para dejarlo ser olvidado a su suerte.

Nunca hubo ni habrá posibilidad de retornar, supongo.

Yo saldré a pasear a la calle para despejarme, como de costumbre. ¿Recuerdas?




18/06/17

Nota aclaratoria: Me puse a recordar y me dio melancolía, nada más. No sé por qué hago esta aclaración.
El pasado es el pasado y deberíamos agradecer que haya quedado donde está. Atrás. 

Bleeding.


“Presiento el fin
Y ¿qué será de mí?
lo mucho que aprendí
no me salvará
Jugué y perdí
lo poco que viví
mis sueños que eran mil
ya no volverán…”

He estado asfixiándome, valga decir que literalmente he estado pasando por esa agobiante sensación de ahogo. Sumado a eso, el ajetreo del día a día, el estrés y las ganas renovadas de largarme un buen rato de la ciudad, acrecientan mis ansias suicidas de aventarme de algún acantilado en cualquier momento, pero aún me gusta la vida lo suficiente como para atreverme a hacerlo. Me gustan sus altibajos y mis emociones por de más intensas.  
Tengo un vago deseo de ir al mar y quedarme contemplándolo, por supuesto eso no pasará, ya que el tiempo en que uno se queda contemplando lo que sea que le venga en gana mirar con embelesamiento es considerado también tiempo perdido (por esto algunos consideran, estúpidamente, el arte una pérdida de tiempo)... No entiendo cuál es la prisa. Me voy a morir, todos nos vamos a morir...No creo que correr a contrarreloj ayude a evitar esto o siquiera a retrasarlo. 
Ni uno ni otro, no es bueno correr ni es bueno quedarse parado en un pie... Quizá en este sentido acepto el "término medio". Aunque siempre he preferido ir sumamente lento. No viviré para siempre y lo más probable es que no lo haga más de una vez. 

Hace unos días iba en el bus y me puse a pensar en mi muerte, hay tanto que aún no he concluido si muriera ahora mismo... desde tareas simples hasta grandes metas. Quiero vivir porque siento que aún tengo motivos, sin embargo a veces estoy tan triste… veo todo tan lejano, tan improbable; siento que estoy yendo muy lento y vuelvo a correr y trato de ser feliz, al mismo tiempo (como si esto en alguna ocasión diera resultado); entonces tropiezo y la melancolía me invade, me pongo de pie y me quedo donde estaba, mirando hacia atrás. La alegría y la melancolía son lo mío, a veces se mezclan y de algún modo se siente bien aunque duelen porque ya no son algo ajeno; solo soy yo tratando de existir sin sufrir tanto.

La muerte no es fea, es parte de la vida (más bien, el final de ella o su ausencia), estar cerca de ella me recuerda lo frágil que soy y lo frágil que son los lazos con las personas a las que más amo; recuerdo mi insignificancia y me parece irónico haber tenido, en alguna ocasión, aires de grandeza.
Para los últimos estertores de mi vida solo pido siquiera haber hecho tan felices como a mí (en determinado momento) a muchas personas.

A propósito; recuerdo aquel mismo día, en el bus, cuando este frenó bruscamente y yo caí; suelo ser algo débil, así que no pude sujetarme bien y mi rostro se lastimó sin que me percatara. Llegué a casa con la certeza de que estaba sangrando y al mirar el espejo me di cuenta de que sí, evidentemente tenía un pequeño corte en el rostro y sangraba. Sangraba y estaba demasiado triste como para haber podido sujetarme de alguna barandilla en aquel bus… estoy segura de que algo más dentro de mí se estaba desangrando. 

Mixtura Peruana.

¿Por qué no mostrar al Perú completo?, es decir, Perú no está solo en la costa, en el Centro de Lima, en Machu Picchu, el Misti, en Miraflores; se extiende por los conos, en las zonas olvidadas de la selva, a lo largo de la Panamericana sur, centro y norte… Cada costumbre en cada vericueto de cualquier región, desde los alimentos que consumimos todos los días y las manifestaciones culturales del Rimac o Ventanilla (por mínimas que parezcan) tanto como las de Cusco o Ayacucho,  son también parte de Perú; el condenado tráfico de las mañanas, las combis asesinas y sus cláxones desintegradores no quedan excluidos de esto.  
El Perú no es bonito, lo que vemos a diario, es el Perú. El Perú no es feo, aún hay lagunas de aguas diáfanas y vivas, aún hay cultivos libres de haber sido adulterados, aún hay animales que corren, vuelan y nadan libres (quizá no por mucho), tenemos montañas preciosas, tejidos coloridos  hechos con técnicas inigualables por personas inverosímiles, por verdaderos artistas. Tenemos una historia trágica y seguimos escribiéndola (casi con la misma pluma y  con la misma temática).
 Sea algo extraordinario o abominable, sucedió en Perú y ahora es parte de él. La inseguridad ciudadana, los ritmos en el festejo, en la saya, en la marinera o el huaylash, son también parte de él. El Perú es algo complejo, somos de todas partes…  por eso aún me parece absurdo oír a alguien decir de pronto que por ser de cierta zona es de sangre pura (o pretenderse especial por ello) ¡Qué ridículo!
El Perú sigue y seguirá cambiando sin moverse de donde está, porque todos los bueyes tiran en direcciones distintas, cada cual por su lado. Estamos tan fragmentados que ni cuenta nos hemos dado de que somos parte una mezcla heterogénea que bien podría hacer algo bueno, pero prefiere no aceptar lo que es, pretende aún ser de un solo modo sintiéndose especial por ser de aquí o de allá.  No son precisamente las diferencias las que nos separan sino nuestra constante negativa a asumirlas y proseguir con ello de la mejor manera posible.