31 dic 2016

Sermón de año nuevo.

A los treinta dicen que uno se ve más joven, que uno es más vigoroso, inclusive que uno está más lleno de vida... dicen tanto; tendré que verlo, vivirlo.  Y luego ir a buscarlo para decirle "mira, estoy mejor a los treinta", jurarle que he dejado mi cobardía de lado, que el tiempo ha pasado, que he crecido; quizá me siga viendo como a una niña, quizá esté casado o quizá solo terminemos "viendo una película", cuyo contenido no llegaré a conocer hasta llegar a casa a buscarla para poder ver de qué trataba al final. Los años no pasan en vano; él estará acercándose a los cuarenta y podré burlarme tranquilamente... Quien ríe último, ríe mejor... pero mejor si nos reímos juntos, como siempre uno del otro, empujándonos, odiándonos y “amándonos” de manera extravagante, jovial, intensa, impensada (pero, según él, siempre realista).  "¿Qué sabes tú de amor, imbécil, crees que esto es amar?, ¿crees que te quiero siquiera?" espetaba en tono acre, él respondía con sorna y su clásico gesto pseudoseductor "De amar, sé más que tú, niña ilusa; yo sé que me amas, y yo te amo, pero menos de lo que tú a mí", entonces nos reíamos como orates - qué ideas cruzarían por las creativas mentes de los vecinos - "no te amo, no sé qué es eso, al menos no como lo planteas; apenas si me importas" pensaba mirando hacia otro lado... No ha hecho él de este año un año enrevesado, en conjunto ha sido un año jodidamente bueno y exquisitamente desgarrador... ha desgarrado velos de mis ojos, ha desgarrado partes de mi alma, de mi corazón, de lo que fui antes... todos cambiamos. Se me va el año y deja secuelas, lecciones, memorias preciosas; pero no me pondré sentimental (no más), es solo fin de año, mañana las cosas seguirán iguales (o quizá no); las personas van y vienen, mejor ni intentar aprehenderse firmemente a nadie.
No hago promesas por fin de año, quemo un par de poemas mal estructurados y busco la oportunidad de ver otra vez a un viejo amigo, quizá para tener un mágico y ameno reencuentro o una tarde extraviada entre cháchara absurda y decepciones. Mejor no esperar nada.
Por otro lado (como punto aparte para pretendientes con ambición de poder o control), no estoy para soportar los celos de nadie, si no toleran mi gusto por vagar de un lado a otro, por oscilar entre pláticas y ratos de "enigmáticas desapariciones", se pueden joder (a duras penas me soporto yo).
Concluyo el año con algo más de decisión, con planes nuevos, con el marcador de promesas en cero y una extraña -pero siempre bienvenida- felicidad. Ha sido un buen año, pero exhalo alivio... "Por fin se acabó". Terminaré el año con un texto sin sentido, mezclado, aburrido, distinto a los otros, mirando cómo se embriagan los borrachos del barrio en el que vivo, riéndome de las sandeces que dicen, oyendo la música de la orquesta tocando marinera desafinada; mirando el cielo nublado, rogándole a la vida "que no seas tan desgraciada, por favor, que no te he hecho nada malo; no me quiero enamorar, así que no restriegues posibilidades absurdas a mi corazón ya casi restaurado, no hagas reaparecer a personas que no se me perdieron (parafraseando a García Márquez)". Y al igual que los tipos ya embriagados de tanto alcohol (y yo por tanta pólvora), me retiro, sin risas, sin lágrimas, aún sin aplausos; pero dándome cuenta de que sin querer hoy he amado la vida un poco más... la muerte ha sido mi opción más terrible en momentos críticos, desesperados, vehementes... una copa más, como dicen aún los borrachos semiconscientes (estoy hace un buen rato por terminar este texto). No me voy, porque la vida me gusta y mucho; pienso en la muerte cuando siento demasiado dolor, en situaciones que escapan a mi autocontrol. Sin lugar a duda, amo vivir (al menos de eso he logrado convencerme).  

Me voy, por ahora, a cantar un instante... que las estrellas no brillan hoy, pero que qué bonito está de pronto todo. Qué ridículo se ve mi vecino corriendo con maletas.
No prometo nada; sin embargo, intentaré tentar al destino,  haré lo posible por mejorar; pero no por año nuevo, sino porque es parte de crecer y si fallo, pues, ¡qué bueno! Así parece que se aprende. 

¡Qué cálida está la noche!

¡Buen año a todos!




27 dic 2016

Ordinario encantador.

Qué tendría aquel hombre ordinario, de particular
no eran sus ojos un vórtice de encantos
no eran sus manos toscas
un lugar en el cual reposar
no era su voz adormecedora
como el runrún de las olas del mar
No tenía su sonrisa atardeceres arrebolados...
Parecía un tipo común
pero traía consigo intensidad...
Sueños frustrados
años y heridas a cuestas.
El amor a veces va disfrazado
de ciudadano sin emplear.


I'll remember you... Dear!, my dear!

Siento alegría al recordarlo...
entonces tiendo a llorar.
Sollozos de nostalgia y de miseria,
¡Fue perfecto!, es cierto...
Y me río de mi torpeza.
-Me atraen las personas extrañas,
arruinadas (de algún modo), solitarias...
me cautivan, me atrapan-
¿Y qué será de mí si vuelvo a enamorarme?
Es decir, sufro mucho, olvido lento...
Suelo ser muy idiota.
Sobre todo porque suelo recordarlo
-¡qué hondo ha calado!-
Suelo añorarlo
con alegría, con pena.


25 nov 2016

Lima y yo.

He crecido en una ciudad podrida.
Sórdida hasta en lo más recóndito de ella. Soy de Piura, pero crecí en Lima.
Ahora mismo soy como ella, un lugar sobrepoblado y miserable; gris, sin magia… Pero, al igual que Lima, antes no fui así.
Me recuerdo entre cuatro paredes, imaginando un mundo coloreado con crayones y temperas… Y cuando libre, también me recuerdo feliz; sin ver la basura en las grandes avenidas, sin oír el barullo ensordecedor de los buses en plena congestión… No veía la miseria, yo miraba al cielo.
Miraba también los pocos árboles que a veces había, oteaba las rayas de las autopistas, cuando aún se veían; oteaba los cerros violetas a trasluz del sol arrebolado, las nubes sonrosadas, amarillas, anaranjadas. Cuando era niña, yo a Lima le ponía la magia… Y que perfecto era todo entonces.
Los cerros con luces naranjas de noche, me hacían pensar en las luces de navidad que nunca tuve (y ahora a Lima le abundan).
No pensaba en la gente en busca de un “mañana mejor” que iba invadiendo de a poquitos desde las faldas hasta las puntas los cerros ahora coloreados por casas de material noble o de madera en lo más alto, le dan un aspecto pintoresco a estos inanimados lugares y escamotean bien la necesidad de una mejor organización a nivel nacional… No, no es necesario, es indispensable. Pero Lima se reduce al Centro de Lima y Miraflores. El Perú se reduce a Lima, a no ser que se hable de turismo o de exportaciones.
Lima se ha hecho más grande, al igual que yo. Tiene parásitos en sus puntos vitales, está lóbrega y abandonada; llena de gente y en decadencia.  Como si no existieran muchos espacios más allá de ella, se atreve a seguir creciendo, contaminando con su peste aquello que la rodea. Como si el Perú se fuera reduciendo a su minúscula existencia.

Lima está enferma, Lima se asfixia en el tumulto mañanero de carros atrapados en alguna autopista principal… O, mejor dicho, en hora punta; Lima está podrida. Igual que yo.   





Cortometraje.

Reproduzco fotogramas en mi mente de ti
caminando abstraído (sin verme)  ¡Qué mundos ocultarán tus ojos!, tu risa nerviosa...

Mientras duermes, yo despierto a reproducir en cámara lenta el instante preciso en que se dibujó tu sonrisa.  




24 nov 2016

Fugaz.

El día era lóbrego, la humedad se le infiltraba en los huesos;
sonreía pensando en cosas atroces y al mismo tiempo se sentía mal... La ciudad parecía más sucia de lo normal, más profanada, más grande.
Estaba a mitad del camino de su vida (quizá poco antes de este), entre la penumbra y la luz; veía la lluvia caer por la ventana; recordaba un gran amor, sentía otras manos recorriéndole la espalda y sonreía, de placer y de dolor; tenía heridas escociéndose debajo de su piel...
Estaba consciente de que la vida seguía y de que poco a poco dejaba de sentir. Nada le dolía más que eso. Algo en ella se iba a morir, quizá ella; lo que había sido siempre.
"Por si alguna vez me recuerdas y sientes que pudimos haber llegado más lejos que un par de recuerdos y una buena plática por la tarde; necesito que sepas que te guardaré siempre en un rincón de mi corazón; no por si regresas, sino porque realmente calaste hondo en mi ser" escribió al reverso de una hoja, se secó la última lágrima que salía de sus ojos, y la quemó.
La vi asomarse por última vez en el horizonte, agitando su mano; diciéndome adiós; sus pasos errantes eran el secreto de su amor por la vida; era humana, más que yo, tenía un buen corazón...
Definitivamente lo mejor que pude hacer fue dejarla ir...
Ser devorada por las fauces abiertas e impiadosas del mundo real.



28 oct 2016

¿A quién?

¿A quién puedo culpar ya de este insomnio?
No tengo nada más que decir.
Buen viaje a quién estuvo, extiendo la mano a quien vuelve sin dejarlo llegar más lejos (si desterrado fue por traición, lo más prudente es guardar distancias), las puertas abiertas a quien desee entrar a conocerme. No sin las previas, pero algo modificadas, advertencias. Ya no soy la misma persona... Tengo el vacío de una persona (por ser esta reverberación y falacias meramente), tengo ilusiones por primera vez no absurdas para alguien que no ha hecho más que sonreír y extender la mano, al inicio siempre es así... Ha cambiado más en mí, seguro que sí, pero eso solo lo notan quienes han estado siempre (o al menos un buen rato)... Por ejemplo: para ser sincera, yo no sé escribir.
¿Se considera esto el final de un cuento o recién el comienzo?, es que la historia es más que un mero relato, es más que un par de páginas, es un compuesto de microcuentos, relatos y hasta cuentos más extensos, ¡quizá hasta lleva dentro de sí alguna novela, algún ensayo! 
Mi historia comenzó hace un buen rato, así que soy como un actor que se da cuenta a media función de que el telón ha sido abierto... ¡Qué desgracia.. Y qué bufonada!, para no acongojarme, pensaré -o haré el intento de hacerlo- que hasta ahora voy haciéndolo bien, aunque a tientas y a tontas... Ahora que he visto el telón abierto, debo tomarme la obra más en serio. 
Mejor dejo de decir tozudeces.                                                                   
Que a estas horas tempranas aún tengo tiempo para pensar, para idear un par de planes, para leer un poco e ilustrarme... Inclusive para soñar. 
Antes de dar el portazo final, ¿a quién le agradezco y le imputo estas ansias deletéreas y nostálgicas, alegres y avezadas, de querer continuar?

2 oct 2016

Nada que decir.

¿Qué puedo decir acerca de mí?, que soy una joven sin oficio ni beneficio -por ahora… aunque si estudio arte, esto seguirá siendo así, al menos según esta sociedad – que de cultura no sé tanto como quisiera, el precio del saber es alto en este lugar; los libros cuestan, la educación aún más.
Husmeo de vez en cuando algún vericueto en Amazonas (un lugar del Centro de Lima donde se encuentran libros a un precio asequible), aunque el dinero no alcanza a veces ni para eso y la calidad de los libros que vendían ha bajado atrozmente… Y no hablo conforme a editoriales o ediciones, sino al contenido de los libros que venden… Ahora es más complicado encontrar un buen libro entre tanta boñiga salida de la cabeza de pseudoescritores (y no es que aquello que escribo sea mejor. No he publicado nada físicamente, hasta ahora solo trato de expresarme y mejorar  cada día más).
Cuando uno quiere aprender, siempre encuentra el modo de hacerlo…  Sin embargo ahora que mi mamá ya no es bibliotecaria, me he quedado sin recursos. Para colmo, se me ha metido en la cabeza la idea de estudiar Arte y ante la cara de horror de mi familia al anunciarles lo que había planeado hacer con mi vida (y mi sonrisa bobalicona de utopista en mal tiempo), han llegado a la conclusión de que soy una soñadora empedernida… Ah, claro, también a darme por, próximamente, muerta de hambre. Es que ser artista es una desgracia, al menos en Perú, al menos en este mundo capitalista. Un artista no sirve para nada, me han dicho hasta el cansancio.  Me siento en la época del modernismo.
En todo caso, no estudiaré para ser (directamente) una artista, sino una conocedora del arte.  No creo que se deba estudiar para ser artista, con esos dones se nace y se muere… Es bueno adquirir técnicas, sí; pero tratar de volverse un artista a la fuerza, sin tener la vena artística, no sirve de nada. Ejemplos hay muchos.  Otra cosa muy distinta es que la gente tome por artista a cualquier gaznápiro que salga por la televisión.
En resumen, estoy condenada a ser vista como un ente inservible (por un buen tiempo), pero dudo que vaya a morirme de hambre. Uno encuentra siempre algún trabajo, busca el modo de sobrevivir... Tampoco pienso quedarme donde estoy, esperando a que alguien más haga algo por mí. 
Planeo vivir estudiando, algo dentro de todo eso ha de darme algo de dinero para vivir. 

26 sept 2016

Una madrugada en la capital.

En algún lugar de un gran país...
La medianoche ha llegado; y en algún lugar han asesinado a alguien, tal vez por robarle alguna de sus pertenencias, tal vez por un ajuste de cuentas. No sé. 
La madrugada es silenciosa inclusive en una ciudad tan grande, el peligro acecha en cualquier esquina.
Llegan las cuatro de la mañana y la gente empieza a despertarse; hay otros que no han dormido en toda la noche, pues trabajan en ese horario . Los Ticos, combis y Cústers transitan sin ningún problema, aún el tráfico no es grande; algunos ya salen a trabajar; las ánimas de los que han muerto vagan exigiendo justicia, hay muchas de ellas; pero un muerto es un muerto, la vida continúa en la gran ciudad. 
Son las cinco de la mañana, se ha hallado un muerto, su familia se pregunta por qué no ha llegado a dormir. Se enteran de lo sucedido, la madre llora desconsolada. La vida sigue en una ciudad tan convulsionada; hay un choque en la Avenida Emancipación, han encontrado droga en una casona del Centro de Lima; el tráfico empieza a acentuarse. Nadie se detiene a pensar en nada, eso lo hacen quienes tienen tiempo para perder, todos viven una vida acelerada; El caos va impregnándose cada vez más en las entrañas de esta ciudad, destruyéndola desde adentro, desde el pensamiento de los ciudadanos. Nadie dice nada; todos están ocupados alistándose para el trabajo, para ir a estudiar y otros ya han salido de su hogar. Siguen los robos, el narcotráfico, la explotación de los niños en las calles que observan tristemente a quienes toman desayuno fuera de sus casas. Nadie tiene hogar. 
A nadie parece importarle nada, cada quién vive su vida.
Son las seis de la mañana, Lima ha despertado.




21-06-14

Intrascendente.

Por algún extraño motivo, la modernidad la había consumido. Ahora solo escribía poemas o relatos, sentada frente a un monitor. Atrás había quedado la muchacha que soñaba con ser una gran literata, atrás había quedado la misma que se sentaba en la sala a leer, horas de horas; a escribir o pintar sin interesarse por lo que afuera pudiera suceder. ¿Qué había pasado?
Ya no acaparaba su tiempo buscando palabras en el diccionario, buscando aprenderse alguna melodía para tocarla en el piano… Y es que, antes de haber podido tocar una pieza completa, el mundo actual la había tocado.  





Ocio mohíno de un día martes.

Llevaba un periodo largo, de letargo y vigilia al mismo tiempo, ensimismada en el vacío que había en el techo (y en su día a día).
Miraba más allá de la pintura blanca y del concreto, oteaba su propio corazón… compungida por el amor que se había ido, por sus fracasos… Recordaba, añoraba; no podía escribir, se le habían secado las palabras, los sueños, la esperanza en la humanidad y, por tanto, en sí misma.


Pensó que su vida transcurría en línea recta, a veces en diagonal hacía abajo; sin notar que los hechos siempre la llevaban de vuelta a donde ya había estado. 

La vida ha sido siempre cualquier cosa, menos un ángulo llano. 





Sopor insomne.

No todo está perdido, he soñado contigo… con que todo esto era una pesadilla, con que despertaba, con que aún seguías aquí. Si la vida es sueño, como escribió Calderón de la Barca,solo eso basta para pensar que sigues ahí.
Me he vuelto más cursi de lo que era, por eso prefiero no pensarte al escribir. Si bien no sale lo más sórdido, aflora esta patética parte de mí.
Ya no sé a ciencia cierta si esto que vivo es real y tú no fuiste más que una quimera felona o si aún duermo y tú sigues siendo todo aquello que (ilusa) creí.
No te culpo por haber dado media vuelta, no te culpo por la estocada traicionera que me diste por la espalda… Eres humano, errar es inherente a ti.
Prosigue tu camino, no vuelvas los pasos, sé feliz.
¿Qué sentido tiene amar para todo el tiempo recibir?
Si estoy dormida, ¡qué bueno!; si estoy despierta, también me alegro de que sea así.
Después de todo, no todo está perdido… 
¡Te entregué el corazón completo!

Si la vida es un mal sueño – con periodos desgarradores de fantástica utopía - ¡Solo me queda vivir!

Sea dormida, sea despierta.  


16 sept 2016

Tiempo.

¿Cómo comenzar  a narrar su historia? , su historia que aún no ha sido escrita  en su totalidad por estar inconclusa, porque quien la escribe sigue viviendo.
Un día cualquiera mientras se encontraba en su habitación, empezó a meditar acerca de muchas cosas: del tiempo perdido, del que le faltaba  por vivir, de lo estúpido que le resultaba todo a veces, de las cicatrices que le había dejado un pasado que no  siempre parecía ser  tan lejano, de la incertidumbre del futuro que se movía a gran velocidad y amenazaba con golpearla y,  de lo incierto que era también el presente. Miles de ideas se mezclaban en su cabeza sin darle tregua.
Tenía una fuerte sensación de vértigo, algo similar a la euforia  o quizá algo  más parecido a una sensación de náuseas, situación que le parecía extraña porque aún ni siquiera había desayunado. Era aún muy temprano, el sol apenas se había asomado, estaba dando sus primeros rayos de luz a la mañana.
Estaba tendida sobre su cama con la mirada perdida en algún lugar del techo, como si este le fuera a revelar todos los secretos del universo. Sentía lo mismo de siempre: melancolía, nostalgia y algo de alegría miserable (sentimiento rutinario e inexplicable); se sentía insignificante. Todo esto se le había hecho costumbre, le daba siempre una extraña expresión de abatimiento y  la apariencia de andar siempre perdida (así solía estar cuando pensaba); estaba tan acostumbrada a esto, que ya nada le dolía. Sin embargo aún amaba ciertos aspectos de la vida, ciertos detalles que a veces la distraían de toda esa rutina. Esto la hacía ser una criatura más extraña de lo que ya parecía, ininteligible a veces hasta para sí misma.  
El estéreo estaba encendido  y la canción “Hey Jude”  de The Beattles estaba sonando a un volumen muy alto,  pero nada parecía  hacer que sus ideas se esfumaran, entonces le subió a todo lo que podía dar el viejo estéreo y se fue a bañar.
Fue ahí, mientras se bañaba, que sin darse cuenta  comenzó a llorar; las lágrimas corrían tibias por su rostro y nada parecía poder detenerlas; entonces lloró ,  sin saber a ciencia cierta por qué lo hacía; pensó en los secretos que jamás había contado a nadie, en las heridas que  causaba  sin querer a quienes la rodeaban  (heridas que a ella también le dolían) , pensó en lo destructiva que solía ser a veces  y en cuanto odiaba que sus pensamientos estuvieran tan ligados a todo lo que sentía, y lloró por todo lo que jamás había llorado, lloró como jamás lo había hecho. Se sintió estúpida y lloró.
Luego de eso salió del baño y apagó el estéreo, sentía que había dejado caer un gran peso de su espalda; se sentía adormecida  por una sensación de alegría y soledad. Nada le dolía, en ese momento ya no pensaba en nada.
Se vistió con la mente en blanco, sin que ninguna idea se atreviera a cruzar por su mente; tomó las llaves, su mochila y salió. Tenía que ir a estudiar.
El día transcurrió con la normalidad de cualquier otro, como parte de la rutina.
Cuando estuvo de vuelta a casa, a las cinco de la tarde, subió rápidamente las escaleras trastabillando al pisar el último escalón. Le dolía la cabeza.
Llegó otra vez, a su habitación, se acomodó en su escritorio y comenzó a escribir, como siempre lo había hecho y habló sobre ella, como en cada ocasión. De título colocó en el encabezado la palabra “Tiempo”, que era aquello que se le iba siempre, que era lo que más rápido pasaba , que era lo único que jamás se detenía, era aquello que a veces tanto la aceleraba. Ella esperaba con todas sus ansias que algo nuevo pasara, pero todo lo que pasaba era el tiempo.
Fue entonces cuando pensó;  que siempre le habían dicho que toda historia se acababa con la última página del libro; pero,  como ella ahora lo entendía era, que toda historia se acababa con el final del tiempo, no con la muerte del escritor, sino con el olvido o con la muerte del lector.
Las historias más grandes concluirían cuando muriera el último lector.
Entendió entonces que su personaje moriría cuando el tiempo en su reloj se acabara, cuando alguien olvidara su historia, cuando por fatalidades de la vida se muriera el último lector. 





Un buen viaje.

Ya no sé qué quiero
pero voy a caminar
a algún lugar he de llegar. 

Soy a prueba de amor
de balas, de dolor...
Vaya que el tiempo es cruel.

No hago más que hablar de mí
soy un ente extemporáneo
que ahora solo sabe vivir para sí...

Como si la consciencia del ser humano
no tuviera que ver con una consciencia colectiva
me alejo de todo, me ensimismo, me abstraigo...
Fumo un cigarro, 
a pesar de odiar el sabor amargo
y la bruma sofocante que exhalo
Me despido de todo
como si nunca fuera a volver...
La vida es un viaje constante.
Habré descaminado mis pasos al mirar atrás
No basta con tratar de ser fuerte
basta con ser humano, basta con añorar
Quizá solemos extrañar
por costumbre, por amor
por  miedo a la libertad...
-Se me han acabado los sinónimos
los adjetivos, los verbos y adverbios
que necesito siempre para hablar...
Así que proseguiré en silencio
quizá sea lo más sabio
quizá sea lo necesario-
La gente solo ve lo evidente
aquello que se revela a sus narices es llamado "real" 
¿quién es capaz de ver más allá?
La valentía es fútil ahora
el amor un acuerdo, un contrato
la felicidad siempre es cosa del mañana
La justicia es negociable
al igual que la verdad
Ni hablar de la amistad...
¿Es que acaso esto es la vida?
¿es esto?, ¿nada más?
(además de ser un viaje, claro está).
Me he extraviado un poco, pero voy a caminar...
a estas rechingadas alturas de mi existencia
a  algún lugar debo poder llegar.




15 sept 2016

Presentaciones absurdas.

Nunca he sido de esas personas que se presentan formalmente y hablan directamente sobre sí mismas, porque las presentaciones simplemente no son lo mío. Normalmente basta con decir mi nombre pero en esta ocasión omitiré esa parte. Ahí reside el motivo por el cual decidí no iniciar el blog con una presentación (normal)... Para no aburrirlos con el clásico me llamo "Anacleta" y provengo de Tangamandapio (por ejemplo); además, la intención de este blog no es esa... Bueno, no en su totalidad; en algún momento de seguro hablaré de mí más directamente (cuando encuentre la ocasión) y no precisamente será cada vez que decida escribir un relato en primera persona.
Trataré de escribir de todo un poco y de hacer de este sitio un lugar agradable para todos (nah, mentira, pero podrán desahogarse aquí cuando quieran). No todo será amor por la literatura, relatos e intentos de poesía irrisoria por parte mía, también los abrumaré con una que otra opinión acerca de algo (digo "opinión" porque aún no quiero lanzarme de cabeza a lo que es el bello mundo de la crítica). Hablaré de música, de política, quizá hasta de algún viaje (pero no de recetas de cocina, así que aquellos que hayan venido hasta aquí por eso, ¡pierdan la esperanza!). Trataré de no hablar directamente de mi patética vida amorosa...Y no, señores, no todo lo que escribo (o escriba en el futuro) estará estrechamente ligado a mi flébil vida amorosa *se va a llorar a un rincón*; que hable con tanto sentimiento, no significa que tenga necesariamente el corazón destrozado o que arda dentro de mí la llama de la pasión (uy, sí, claro). En fin.
Llegará el momento en que deje de estar tan somnolienta y pueda escribir con más lucidez y gracia (parezco un zombie, llevo un par de días sin dormir del todo bien)... ese momento ¡No es este!; así que tomaré un breve descanso.
Por ahora, les dejo aquí una canción que ha estado toda la mañana repitiéndose en mi cabeza, curiosamente se trata de la canción que inspiró el nombre de este blog . "Cosas mías".

A veces.

A veces te recuerdo
Sin ninguna intención en realidad
Es que parecías la pieza exacta
Entre miríadas de entes en el planeta
La indicada para encajar…
En ocasiones disparatadas
(A veces, solo a veces;
En situaciones desacertadas… )
Sin querer, aún lo pareces.
                                                                           

Marchita.

Se quedó a mitad de la calle con su rosa roja y las espinas incrustándosele en las manos.
No sabía si correr o llorar, no sabía qué hacer; creyó que esta vez sería diferente, supuso que ahora tendría un buen final, pero ¿qué final es feliz?
Caminaba sin rumbo por las calles buscando algún lugar donde enjuagar la sal que escocía sus heridas, su corazón se iba transformando ¿qué le sucedía? . Había estado pintando en un óleo el retrato de algo inexistente que de pronto se había escurrido por completo de sus ideas, había estado tratando de narrar lo inenarrable, luchaba con vehemencia por un imposible; era la primera vez que no comprendía tanto dolor, era la primera vez que el arte no podía mitigar su suplicio, toda herida dentro de ella se hacía, de estampía, más grande. Había confiado ciegamente sin detenerse a pensar. Ahora que era libre, había olvidado el ave cómo volar; se había quedado suspendida en una cuerda floja, había caído en frente de un público exigente…
Toda su vida había querido enamorarse y en cuanto lo había hecho, se había dado con la ingrata sorpresa de que entregar el corazón no equivalía a que quien lo recibiera lo fuera a cuidar; justo cuando notó que jamás en toda su exigua existencia había querido de ese modo, justo cuando sabía que era capaz de entregar la vida, justo cuando creía ser capaz de pelear contra el mundo entero por defender aquello que sentía; se le había acabado la fantasía. Ahora tenía una herida más, otro motivo para llorar; mas de sus ojos no salía siquiera una lágrima, se sentía parte de un experimento, se sentía absurda y aún no lograba comprender qué sucedía a ciencia cierta; había sido abandonada a mitad de la calle, no tenía palabra alguna para expresar su congoja, se consumía dentro de ella lo último que quedaba de su amor errante, se había quedado sin poesía, se le había apagado la última esperanza; todo por haber dejado sobrevivir un sentimiento tan insufrible como ese…
Seguía a mitad de la calle con su rosa marchita, sin cuestionamiento alguno, sin emociones embusteras; se había convertido en piedra, al igual que aquello que antes había sido un frágil corazón; se había ahogado en su garganta el grito que clamaba por su nombre, estaba borrando los restos del verso inacabado con suspiros y desvelos. Jamás se había sentido tan libre. Ni tan impasible. Ni tan miserable. 

Se quedó ahí, a media calle, con su rosa marchita; esperando a que el tiempo las deshiciera.   



El reencuentro.

"Has cambiado" me dijo, como si uno no cambiara después de tantas subidas y bajadas, después de tantos golpes y caricias; había pasado un año y medio y, de pronto, me había dicho "te extrañé", me pareció absurdo, irreverente, irrisorio y por último solo atiné a sonreír (a reírme por dentro, más bien); "me extrañó" y durante cierto tiempo quedó oscuro un gran vacío, gélido, solitario... que de a pocos se cerró. Como si su partida y todo lo acontecido no hubieran sido nada, me encontró un día en la calle después de no vernos  por casi un año y medio, y me dijo "has cambiado", como si las cosas no mutaran con el tiempo, como si yo aún siguiera sintiendo algo y con alguno de mis actos o palabras le causara indignación. "Has cambiado" con una risa socarrona repitió, risa que ahora también tenía en el rostro yo.  
Luego charlamos, nos reímos un poco más; nos embriagamos un poco y seguimos riéndonos, sin motivo alguno, como un par de estúpidos. Nos quedamos en silencio, nos miramos, nos abrazamos, nos besamos, nos insultamos, nos reímos (otra vez), dejamos a toda la situación ser sin involucrar algún hilo de razón (o sentimiento); nos burlamos de ambos, de todos, de la gente que pasaba y nos observaba enajenada... Subimos a la azotea de su casa y hablamos un poco, de cosas inconsecuentes, de nuestras historias por separado, de mis heridas, de las suyas, de cómo todo se había ido al carajo; el velo luctuoso de aquella noche ilusoria se iba descubriendo poco a poco y la aurora frígida y gris (como siempre en Lima) nos saludaba, parecía habernos  sorprendido de pronto en medio de una plática y muchos sinsentidos; dentro de nosotros brillaba el sol, descubría de cuando en cuando su mirada buscando la mía, habíamos crecido y estábamos otra vez donde estuvimos en algún momento.

"Has cambiado" dijo y nuevamente me besó.         


                                                                                     

Una mañana común.

Pienso en el tiempo que pasa, sin apiadarse siquiera un poco de lo frágil que me he vuelto; pienso en el llanto que he llorado a veces hasta quedar seca; pienso en las risas que han escapado de mí hasta dejar fluir diáfanas lágrimas de alegría en su estado más puro; pienso en mi estado de tristeza constante y me pregunto si quién está mal es el mundo, que está cada vez más enfermo, o soy yo (que estoy quizá en mis últimos días), pienso en mi soledad transitoria, estancada para siempre en mis ideas; pienso que las palabras son capaces de curar las heridas del alma- pero que no es posible curarlas si no hay con quién hablarlas - la escritura es un placebo a las heridas y un insondable placer al alma. 
Pienso que el sol del atardecer es capaz de calentar los sentimientos olvidados, pienso que la tristeza mata; pero por estos últimos días, me ha recomendado el doctor que no piense demasiado. Yo solo sé, a estas alturas, que no tengo más opción que seguir, que tengo que reconstruirme, constantemente; que el sol va volver a salir; hasta entonces parezco estar condenada a fenecer en melancolía y despertar alegremente, cada día, para siempre.