27 may 2018

21

Sus manos estaban gélidas, era invierno pero no era precisamente por eso que el frío se había apoderado de su cuerpo.
Padecía casi por primera vez una verdadera consecuencia a sus actos insensatos, respiraba fuerte y con dificultad, las ansias la devoraban por completo. Si a duras penas sostenía su existencia, no podía siquiera imaginar cómo podría sostener dos, la sola idea la horrorizaba, siempre había preferido estar sola, pero ahora estaba inadaptada a una realidad que la había perseguido por años y se veía enfrentada a una situación totalmente adversa (y fuera a saber alguien, si quizá también algo perversa). Un ataque de pánico se acercaba con cuidado al umbral de la puerta, cabía la posibilidad de que todo saliera mal (para no variar de lo normal). Sostenía entre sus manos el último hálito de lo que fuera quizá su vida pasada y tiritaba esperando, quizá los quince minutos más largos de su vida.
Sus manos estaban gélidas, era invierno pero no era precisamente por eso que el frío se había apoderado de su cuerpo.