31 dic 2016

Sermón de año nuevo.

A los treinta dicen que uno se ve más joven, que uno es más vigoroso, inclusive que uno está más lleno de vida... dicen tanto; tendré que verlo, vivirlo.  Y luego ir a buscarlo para decirle "mira, estoy mejor a los treinta", jurarle que he dejado mi cobardía de lado, que el tiempo ha pasado, que he crecido; quizá me siga viendo como a una niña, quizá esté casado o quizá solo terminemos "viendo una película", cuyo contenido no llegaré a conocer hasta llegar a casa a buscarla para poder ver de qué trataba al final. Los años no pasan en vano; él estará acercándose a los cuarenta y podré burlarme tranquilamente... Quien ríe último, ríe mejor... pero mejor si nos reímos juntos, como siempre uno del otro, empujándonos, odiándonos y “amándonos” de manera extravagante, jovial, intensa, impensada (pero, según él, siempre realista).  "¿Qué sabes tú de amor, imbécil, crees que esto es amar?, ¿crees que te quiero siquiera?" espetaba en tono acre, él respondía con sorna y su clásico gesto pseudoseductor "De amar, sé más que tú, niña ilusa; yo sé que me amas, y yo te amo, pero menos de lo que tú a mí", entonces nos reíamos como orates - qué ideas cruzarían por las creativas mentes de los vecinos - "no te amo, no sé qué es eso, al menos no como lo planteas; apenas si me importas" pensaba mirando hacia otro lado... No ha hecho él de este año un año enrevesado, en conjunto ha sido un año jodidamente bueno y exquisitamente desgarrador... ha desgarrado velos de mis ojos, ha desgarrado partes de mi alma, de mi corazón, de lo que fui antes... todos cambiamos. Se me va el año y deja secuelas, lecciones, memorias preciosas; pero no me pondré sentimental (no más), es solo fin de año, mañana las cosas seguirán iguales (o quizá no); las personas van y vienen, mejor ni intentar aprehenderse firmemente a nadie.
No hago promesas por fin de año, quemo un par de poemas mal estructurados y busco la oportunidad de ver otra vez a un viejo amigo, quizá para tener un mágico y ameno reencuentro o una tarde extraviada entre cháchara absurda y decepciones. Mejor no esperar nada.
Por otro lado (como punto aparte para pretendientes con ambición de poder o control), no estoy para soportar los celos de nadie, si no toleran mi gusto por vagar de un lado a otro, por oscilar entre pláticas y ratos de "enigmáticas desapariciones", se pueden joder (a duras penas me soporto yo).
Concluyo el año con algo más de decisión, con planes nuevos, con el marcador de promesas en cero y una extraña -pero siempre bienvenida- felicidad. Ha sido un buen año, pero exhalo alivio... "Por fin se acabó". Terminaré el año con un texto sin sentido, mezclado, aburrido, distinto a los otros, mirando cómo se embriagan los borrachos del barrio en el que vivo, riéndome de las sandeces que dicen, oyendo la música de la orquesta tocando marinera desafinada; mirando el cielo nublado, rogándole a la vida "que no seas tan desgraciada, por favor, que no te he hecho nada malo; no me quiero enamorar, así que no restriegues posibilidades absurdas a mi corazón ya casi restaurado, no hagas reaparecer a personas que no se me perdieron (parafraseando a García Márquez)". Y al igual que los tipos ya embriagados de tanto alcohol (y yo por tanta pólvora), me retiro, sin risas, sin lágrimas, aún sin aplausos; pero dándome cuenta de que sin querer hoy he amado la vida un poco más... la muerte ha sido mi opción más terrible en momentos críticos, desesperados, vehementes... una copa más, como dicen aún los borrachos semiconscientes (estoy hace un buen rato por terminar este texto). No me voy, porque la vida me gusta y mucho; pienso en la muerte cuando siento demasiado dolor, en situaciones que escapan a mi autocontrol. Sin lugar a duda, amo vivir (al menos de eso he logrado convencerme).  

Me voy, por ahora, a cantar un instante... que las estrellas no brillan hoy, pero que qué bonito está de pronto todo. Qué ridículo se ve mi vecino corriendo con maletas.
No prometo nada; sin embargo, intentaré tentar al destino,  haré lo posible por mejorar; pero no por año nuevo, sino porque es parte de crecer y si fallo, pues, ¡qué bueno! Así parece que se aprende. 

¡Qué cálida está la noche!

¡Buen año a todos!




27 dic 2016

Ordinario encantador.

Qué tendría aquel hombre ordinario, de particular
no eran sus ojos un vórtice de encantos
no eran sus manos toscas
un lugar en el cual reposar
no era su voz adormecedora
como el runrún de las olas del mar
No tenía su sonrisa atardeceres arrebolados...
Parecía un tipo común
pero traía consigo intensidad...
Sueños frustrados
años y heridas a cuestas.
El amor a veces va disfrazado
de ciudadano sin emplear.


I'll remember you... Dear!, my dear!

Siento alegría al recordarlo...
entonces tiendo a llorar.
Sollozos de nostalgia y de miseria,
¡Fue perfecto!, es cierto...
Y me río de mi torpeza.
-Me atraen las personas extrañas,
arruinadas (de algún modo), solitarias...
me cautivan, me atrapan-
¿Y qué será de mí si vuelvo a enamorarme?
Es decir, sufro mucho, olvido lento...
Suelo ser muy idiota.
Sobre todo porque suelo recordarlo
-¡qué hondo ha calado!-
Suelo añorarlo
con alegría, con pena.