2 oct 2016

Nada que decir.

¿Qué puedo decir acerca de mí?, que soy una joven sin oficio ni beneficio -por ahora… aunque si estudio arte, esto seguirá siendo así, al menos según esta sociedad – que de cultura no sé tanto como quisiera, el precio del saber es alto en este lugar; los libros cuestan, la educación aún más.
Husmeo de vez en cuando algún vericueto en Amazonas (un lugar del Centro de Lima donde se encuentran libros a un precio asequible), aunque el dinero no alcanza a veces ni para eso y la calidad de los libros que vendían ha bajado atrozmente… Y no hablo conforme a editoriales o ediciones, sino al contenido de los libros que venden… Ahora es más complicado encontrar un buen libro entre tanta boñiga salida de la cabeza de pseudoescritores (y no es que aquello que escribo sea mejor. No he publicado nada físicamente, hasta ahora solo trato de expresarme y mejorar  cada día más).
Cuando uno quiere aprender, siempre encuentra el modo de hacerlo…  Sin embargo ahora que mi mamá ya no es bibliotecaria, me he quedado sin recursos. Para colmo, se me ha metido en la cabeza la idea de estudiar Arte y ante la cara de horror de mi familia al anunciarles lo que había planeado hacer con mi vida (y mi sonrisa bobalicona de utopista en mal tiempo), han llegado a la conclusión de que soy una soñadora empedernida… Ah, claro, también a darme por, próximamente, muerta de hambre. Es que ser artista es una desgracia, al menos en Perú, al menos en este mundo capitalista. Un artista no sirve para nada, me han dicho hasta el cansancio.  Me siento en la época del modernismo.
En todo caso, no estudiaré para ser (directamente) una artista, sino una conocedora del arte.  No creo que se deba estudiar para ser artista, con esos dones se nace y se muere… Es bueno adquirir técnicas, sí; pero tratar de volverse un artista a la fuerza, sin tener la vena artística, no sirve de nada. Ejemplos hay muchos.  Otra cosa muy distinta es que la gente tome por artista a cualquier gaznápiro que salga por la televisión.
En resumen, estoy condenada a ser vista como un ente inservible (por un buen tiempo), pero dudo que vaya a morirme de hambre. Uno encuentra siempre algún trabajo, busca el modo de sobrevivir... Tampoco pienso quedarme donde estoy, esperando a que alguien más haga algo por mí. 
Planeo vivir estudiando, algo dentro de todo eso ha de darme algo de dinero para vivir.