30 mar 2019

Yo no quería irme.

Mi vida, que acaparemos tanto y evitemos pensar en ello, no hará que la tristeza se extinga.  ¿Recuerdas cuando nos reíamos de los miedos?, son ellos ahora los que ríen más fuerte... si tan solo alguno de los dos fuera más fuerte o más valiente. Lástima, nunca lo sabremos. El tiempo acabará con nosotros antes que eso.

Pesadilla y paranoia.

Es curioso cómo he estado evitando escribir de esto durante tanto tiempo... quizá porque no estaba lista (esta vez solo traigo realidades, no tengo más poemas).

Hace unos días caí en un sueño profundo, casi real, recuerdo muy poco, poquísimo; solo el momento preciso y traumático en cuanto me dijeron que él había muerto. Lo vi antes en Facebook solo como un mal augurio, sentía miedo hasta que uno de sus amigos se acercó y me dio la noticia. Ya no hay relación alguna entre nosotros, no sé por qué lo hizo. Pero sentí que el alma se me había salido del cuerpo, sentí desesperación, histeria, comencé a llorar y me quedé sin aire... soñé que estaba fuera del funeral, que veía a todos llorar; por obvias razones había decidido no ir. No era bienvenida. Cuando ya no pude respirar más, desperté... echa un guiñapo y llorando. No es la primera pesadilla que tengo luego de que todo acabó, pero sin duda alguna ha sido la más aterradora.

Aún es difícil pasearme por ahí sabiendo que residimos en el mismo lugar, aún es difícil aceptar todo lo que pasó y pues, asumí que lo que lo había llevado a una acción tan trágica como esa, era el hecho de que yo aún existiera. Estuve pensando en mi propia muerte como una posibilidad que evitara que él hiciera algo así y me convencí de que eso ayudaría. Pasé el resto del día tratando de averiguar con disimulo si estaba bien, si estaba vivo. ¿Por qué lo hago?

Esto es algo escrito ya sin ningún propósito de placer estético, no es más que un escrito mal hecho con la intención de liberarme un poco del pánico y la melancolía que me invaden a diario.

Ahora mismo la fiebre me hace tiritar, la tristeza invade y amenaza con internarse en mí para siempre, no puedo pensar, no puedo hacer nada que no sea pasar tiempo recostada, mirando al techo... No quiero morirme, pero sí quisiera desaparecer.

Aún no sé cómo pero debo escaparme de todo esto. De las horas, de mi familia, de mis amigos, de los recuerdos, de la universidad, de las pesadillas, de la presión de las voces externas, de mí misma.

Quisiera abrir los ojos y verlo, que todo lo malo que pasó en algún momento fuera solo parte de un mal sueño.

Quiero dar un salto a algún abismo, averiguar si me lleva a algún lugar. Necesito despertar.

15 mar 2019

Puerta

No, cariño
A mí no me vienes con imprecisiones
No me gustan los amores a medias
O pasas y te quedas
O das la media vuelta y te alejas
Pero esa puerta
sí o sí la cierras. 

13 mar 2019

22

Las cosas que conocíamos siguen siendo casi las mismas. A veces más lúgubres, a veces más encendidas... las calles, las avenidas, los días. Todo sigue su curso, amanece y va a morir al anochecer, con nuevas risas, con nuevas voces y yo ... pues yo finalmente te desterré.
El aire que respiro es cada vez menos denso y a veces bailo cuando nadie me mira. Tenía miedo de que te fueras y al irte me has dejado eso... un miedo menos.
No hay rencores ni perdones, no hay espacio en la memoria para más recuerdos.
Contigo una parte de mí alzó el vuelo y ya nunca más volvió... no hay lugar en mi mundo para quien sin hogar me dejó.

4 mar 2019

Ansiedad.

Han pasado varias noches consumiéndome en asfixias, pesadillas hórridas y despertares acelerados; he peleado un poco por mantener despierta la esperanza, por intentar vanamente y con fuerza que por encima del humo pudiera pasar el aire y evitara que terminara de ahogarme. Es la edad. Porque el tiempo siempre ha traído cuesta abajo cada anhelo que he usado como baluarte para poder resguardarme. Los años siempre han pasado impiadosos sobre cada sueño y lo han apagado; el paso del tiempo trae consigo siempre una talla más grande de soledad, una dosis más fuerte de abandono y carga (en el peor de los casos) a la impaciencia en brazos. No puedo culpar a nadie por no pelear mis batallas cuando estuve débil, pero los monstruos han entrado y sin alguien cubriendo los puntos débiles he caído junto con el castillo... De algún modo me he quedado sola entre las ruinas sórdidas de un palacio antes majestuoso y cargando en las manos apenas un cuchillo de madera y recuerdos a medio atar; me he perdido a altas horas de la noche en el nudo humano que se consumía al lado de nuestro mundo con el paso de las horas, los he visto enredarse más, los he oído gritar, ¿dónde has ido?; el halo que antes cubría a las personas que veíamos morir entre esos nudos humanos ahora también me cubre, ¿Me oyes gritar con ellos?

No han hecho nada para merecer ser tan miserables, tampoco hay modo de ayudarles. Dentro de esa masa me he perdido dentro de una idea en blanco... al menos no hay dolor, no hay ansias, solo silencio. No deseo despertarme.
Si alguien pregunta diles por favor que ya no estoy para nadie.