10 feb 2017

Pequeño olvido.

Por alguna razón, nunca sé cómo iniciar un escrito; pero vi como imprescindible escribir esto (o podría terminar olvidándolo, como todo durante estos días tan ajetreados). Siento que estoy olvidando algo... pero no es a él.
No se trata de olvidar a una persona, el olvido no existe por completo (en mi humilde opinión), uno simplemente supera lo que siente, admite con dolor profundo que no funcionó ni funcionará; pero ni siquiera puedo conseguir eso del todo; todavía queda una acre sensación de que algo más pude hacer.
Antes bailaba bajo la lluvia, ahora suelo llorar.
Siento que olvido algo y no es a él. Sino a la posible escapatoria a este intrincado enredo de sentimientos ya desconocidos. No es amor, porque si lo fuera, ¡qué no haría!
Nada peor que perder la anestesia en medio de la cirugía (lo digo por experiencia). En algún lugar me duele y escoce cada herida sin saber; a veces ignoro su existencia y existo con más fuerza, irradio alegría. No porque él haya sido malo o lo sea, nada me hizo más feliz que conocerlo, pero precisamente su vida me trastoca los sentidos, me acongoja, me trae de vuelta el peor de los dolores; el más hermoso que he tenido en la vida. Deberé llorar unos días más para caerme otra vez y reírme, porque la vida es así. Jodida, sádica empedernida. Quizá tome años dejar de sentirme del mismo modo; porque el dolor, marea nocturna, lava urente, torbellino zigzageante, no puede quedarse para siempre. Como él, es temporal, viene y va.
De algún modo, encontraré la salida; no hay nada que no haga por dejarme de sentir prisionera.


Aún así, me olvido de algo, ¿olvido que lo quiero?, ¿olvido lo que había acordado olvidar?, ¿olvido que acordé olvidar que lo quería?, ¿qué olvido de aquel enrevesado olvido tirado al lado del camino?; después de tantas promesas quebradas, qué más da una más...

A propósito; noté, hace unos días atrás, que no soy escritora (no precisamente); que estoy a siglos de ser considerada literata; noté, para mi mala fortuna, que solo soy una persona evitando asfixiarse con las palabras.
Algunos nacieron para hacer arte, otros para serlo y otros para contemplarlo. Me considero de estos, el tercero.

Hace un momento, ¿de qué hablaba?